La mala prensa es la prensa CENSURADA

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viernes, 25 de octubre de 2013

Censura y exclusión en los Medios de Comunicación



A través de los años, el desarrollo de los medios de comunicación en Chile (prensa escrita/online, radiodifusoras, televisión) han ido adquiriendo un rol relevante de los principales hechos que se han suscitado en la historia de nuestro país. Su misión de ser entes comunicadores y transmitir la información a las personas de un modo cercano, pero riguroso con la información, es algo que los acredita como verdaderos húsares de la libertad de expresión y de la información actualizada,  pluralista, contingente y meticulosa. Desde esta perspectiva, de la fidelidad de parte de los medios a la información, es que la censura y exclusión por razones políticas o económicas en los medios de comunicación se ha constituido como un problema psicosocial a través de la historia de nuestro país, debido a que la información entregada por éstos no sólo tiene la función de informar a la sociedad, sino que también como menciona Foucault (1970) el discurso construye una realidad, por lo tanto, el proceso discursivo del informar también constituye una construcción de realidades.



En el caso de Chile aparece la censura como parte de una construcción de una nueva realidad, durante el proceso del golpe militar a partir del año 73’, donde se utiliza como herramienta para justificar este nuevo gobierno violentista, ocupando sus diferentes dimensiones en el intento de erradicar cualquier forma de pensar que no entrara en los ideales de tal gobierno. Esto deja una huella en la actualidad del pueblo chileno, donde la censura ha evolucionado, pero mantiene su elemento de menosprecio hacia la ciudadanía, donde los intereses de unos pocos se superponen a los de los muchos.
Desde este punto de vista resulta relevante, que esta entrega de la información se realice desde una perspectiva determinada, la cual debe ser expresada de manera explícita, tanto en el documento (paper, artículos, reseñas, editoriales, etc.) como en los programas online, de televisión, entre otros, con el objetivo de evitar generar la ilusión de que la información entregada se hace desde un punto de vista objetivo, único y global. Al existir una selección de lo que se informa y , por consiguiente de lo que no se informa, sumado al manejo de la opinión pública a través de la enfatización de cierta información de poca importancia, es en sí una mala transmisión de lo cultural hacia la sociedad, tal como dice Foucault (1978), el saber trae en sí una lucha de poderes, donde el poder político se construye en el saber, siendo en este caso la información, la noticia no entregada o censurada, la decisión de elegir qué es lo que puede saber la ciudadanía y qué no, una de las dimensiones que permiten que “los poderosos” se mantengan dónde están, y que las grandes compañías mantengan cierta imagen y estatus.





Sumado a lo anterior se presenta en Chile una mezcla entre las distintas esferas de poder, en relación a los medios de comunicación versus la esfera política y económica. Esta combinación implica una pérdida de libertades individuales, tal como menciona Walzer (1984) la libertad individual se da en la medida en que cada esfera de poder sea capaz de mantenerse diferenciada de las otras, construyendo una especie de “muro”, debido a que esta diferenciación no es tan solo fuente de libertad sino también de igualdad, gracias a que mantiene el éxito obtenido en un ámbito social válido en su esfera particular, y no en otra (por ejemplo, que la falta de dinero no signifique dificultades al acceso de la educación). En este sentido, al no existir un límite entre las esfera políticas y económicas con los medios de comunicación, el logro en uno de ellos implica un beneficio en las demás esferas, dándose como producto un menosprecio hacia los sujetos que no poseen tal beneficio o éxito, debido a que no se les reconoce como individuos igualitarios en condiciones. A su vez, el discurso erróneo, justificado por las demás esferas de poder, fomenta la entrega de información reificada, debido a que se entiende a los medios de comunicación como “la única fuente de información verídica y confiable” gracias al respaldo entregado. Tanto la reificación como el menosprecio, significan en cierto punto violencia hacia la ciudadanía, porque no se reconoce el derecho de igualdad de status, en cuanto a obtener información fidedigna, porque no se les permite e incluso se dificulta la entrega de información equitativa. Junto a esto, la desigualdad en cuanto al manejo de información puede producir ignorancia en temas que pueden resultar relevantes a la hora de ser críticos frente a un sistema que no es justo y equitativo para todos sus participantes, por tanto resultan disparidades participativas.  Donde la libertad de expresión se ve transgredida en cuanto a que se presenta una sola cara de la moneda, dejando a la ciudadanía sin las contrapartes para poder decidir sobre cómo construir su opinión y su forma de mirar la realidad.


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