A través de los años, el desarrollo de los medios de comunicación
en Chile (prensa escrita/online, radiodifusoras, televisión) han ido
adquiriendo un rol relevante de los principales hechos que se han suscitado en
la historia de nuestro país. Su misión de ser entes comunicadores y transmitir
la información a las personas de un modo cercano, pero riguroso con la
información, es algo que los acredita como verdaderos húsares de la libertad de
expresión y de la información actualizada,
pluralista, contingente y meticulosa. Desde esta perspectiva, de la
fidelidad de parte de los medios a la información, es que la censura y
exclusión por razones políticas o económicas en los medios de comunicación se
ha constituido como un problema psicosocial a través de la historia de nuestro
país, debido a que la información entregada por éstos no sólo tiene la función
de informar a la sociedad, sino que también como menciona Foucault (1970) el
discurso construye una realidad, por lo tanto, el proceso discursivo del
informar también constituye una construcción de realidades.
En el caso de Chile aparece la censura como parte de una
construcción de una nueva realidad, durante el proceso del golpe militar a
partir del año 73’, donde se utiliza como herramienta para justificar este
nuevo gobierno violentista, ocupando sus diferentes dimensiones en el intento
de erradicar cualquier forma de pensar que no entrara en los ideales de tal
gobierno. Esto deja una huella en la actualidad del pueblo chileno, donde la
censura ha evolucionado, pero mantiene su elemento de menosprecio hacia la ciudadanía,
donde los intereses de unos pocos se superponen a los de los muchos.
Desde este punto de vista resulta relevante, que esta
entrega de la información se realice desde una perspectiva determinada, la cual
debe ser expresada de manera explícita, tanto en el documento (paper,
artículos, reseñas, editoriales, etc.) como en los programas online, de
televisión, entre otros, con el objetivo de evitar generar la ilusión de que la
información entregada se hace desde un punto de vista objetivo, único y global.
Al existir una selección de lo que se informa y , por consiguiente de lo que no
se informa, sumado al manejo de la opinión pública a través de la enfatización
de cierta información de poca importancia, es en sí una mala transmisión de lo
cultural hacia la sociedad, tal como dice Foucault (1978), el saber trae en sí
una lucha de poderes, donde el poder político se construye en el saber, siendo
en este caso la información, la noticia no entregada o censurada, la decisión
de elegir qué es lo que puede saber la ciudadanía y qué no, una de las
dimensiones que permiten que “los poderosos” se mantengan dónde están, y que
las grandes compañías mantengan cierta imagen y estatus.
Sumado a lo anterior se presenta en Chile una mezcla entre
las distintas esferas de poder, en relación a los medios de comunicación versus
la esfera política y económica. Esta combinación implica una pérdida de
libertades individuales, tal como menciona Walzer (1984) la libertad individual
se da en la medida en que cada esfera de poder sea capaz de mantenerse
diferenciada de las otras, construyendo una especie de “muro”, debido a que
esta diferenciación no es tan solo fuente de libertad sino también de igualdad,
gracias a que mantiene el éxito obtenido en un ámbito social válido en su
esfera particular, y no en otra (por ejemplo, que la falta de dinero no
signifique dificultades al acceso de la educación). En este sentido, al no
existir un límite entre las esfera políticas y económicas con los medios de
comunicación, el logro en uno de ellos implica un beneficio en las demás
esferas, dándose como producto un menosprecio hacia los sujetos que no poseen
tal beneficio o éxito, debido a que no se les reconoce como individuos
igualitarios en condiciones. A su vez, el discurso erróneo, justificado por las
demás esferas de poder, fomenta la entrega de información reificada, debido a
que se entiende a los medios de comunicación como “la única fuente de
información verídica y confiable” gracias al respaldo entregado. Tanto la
reificación como el menosprecio, significan en cierto punto violencia hacia la
ciudadanía, porque no se reconoce el derecho de igualdad de status, en cuanto a
obtener información fidedigna, porque no se les permite e incluso se dificulta
la entrega de información equitativa. Junto a esto, la desigualdad en cuanto al
manejo de información puede producir ignorancia en temas que pueden resultar
relevantes a la hora de ser críticos frente a un sistema que no es justo y
equitativo para todos sus participantes, por tanto resultan disparidades
participativas. Donde la libertad de
expresión se ve transgredida en cuanto a que se presenta una sola cara de la
moneda, dejando a la ciudadanía sin las contrapartes para poder decidir sobre
cómo construir su opinión y su forma de mirar la realidad.


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