En Londres a fines del S XVIII Edmundo Burke, adversario
acérrimo de la Revolución Francesa, les dice a los periodistas que asistían a
la Cámara de los comunes la frase "La prensa es el otro poder, señores... más
bien, el Cuarto Poder del Estado". Esta frase dicha con bastante ironía es
la que hoy analizaremos, ya que por mucho tiempo se ha pensado que la prensa es
el cuarto poder del estado, ya que tiene el poder de la información. Mas este
poder de la información ¿Qué tanto puede ejercer presión o fiscalización en los
tres poderes de Estado?
La idea del cuarto poder beneficia a
muchos; en primer lugar beneficia a las empresas de información, ya que son
asimilados como servidores públicos. Beneficia a los periodistas, porque los
posiciona en su profesión como una especie de defensores de los intereses de la
ciudadanía. Y además beneficia al poder político ya que sin esta idea los
esfuerzos por poner la información a su propio servicio, no tendría sentido
alguno. A los únicos que no beneficia esta concepción de la prensa, es al
público, a la audiencia, ya que al carecer de todo poder (político, social e
informativo) no puede verse beneficiado por la información circulante.
La prensa, si bien puede ejercer grandes
presiones, debido a que es la generadora de la opinión pública, hoy en día está
al servicio del poder, es parte del poder. ¿Quiénes son los que rigen los
cargos de la alta política? En su mayoría son empresarios y si no lo son,
tienen estrechos vínculos con grandes empresarios. Los mismos que además
detentan el poderío de los medios de información. Desde esta perspectiva
entonces ¿Es la prensa el cuarto poder del estado, encargado de vigilar a los
otros tres poderes? Y si es así ¿Quién fiscaliza a la prensa?
Recordemos que en el golpe de Estado
chileno la prensa tuvo una gran influencia, son esos mismos medios los que hoy
en día siguen informando a la ciudadanía, con los mismos dueños, con las mismas
ideologías políticas. Si bien la prensa colaboró en el regreso a la democracia,
la mayor parte de ese trabajo se debe a corresponsales extranjeros, ya que los
periodistas nacionales usualmente eran perseguidos por el régimen para que no
pudieran informar sobre lo que ocurría, los periodistas tenía que regirse por
lo que el régimen dictaba, usualmente omitir o falsear información
Como ya hemos dejado en claro en
publicaciones anteriores, hoy los periodistas no sufren ese perseguimiento,
pero siguen siendo regidos por las líneas editoriales, el verdugo de la libre
expresión en la época contemporánea de nuestro país y en si del mundo.
Entonces en una lógica en la que los
medios de comunicación, los medios de prensa, son gobernados por grandes
empresarios que a su vez tienen estrechas relación con los gobernantes de la
nación, con los poderes del estado, entonces ¿es la prensa hoy en día el cuarto
poder del estado? Si los medios que informan la otra cara de la moneda son
llamados “medios de contra información” entonces qué legislación ejerce este
“cuarto poder” en el país.
La opinión pública es creada por estos mismos medios, medios que
informan lo que PUEDEN informar más que lo que DEBEN informar. Entonces si
tenemos una opinión pública que está manipulada ya, para poder manipular a los
ciudadanos ¿Cuál es la solución? La solución es simple a vista gruesa, pero
compleja debido al sistema en que viven la mayoría de las sociedades. Cuando un
pueblo carece de identidad, cuando carece de conciencia de clase, ese pueblo
entonces no tiene más solución que ser llevado como un rebaño por quienes
dirigen. Mas cuando un pueblo decide
empoderarse, porque puede, porque es su deber hacerlo, la conciencia es
fundamental y esa conciencia pasa por ser críticos con respecto a lo que se
dice en los medios de comunicación oficiales, pasa por ser incrédulos y buscar información en otros
medios, pensar para luego existir como decia Descartes (1641). Pasa por ser
lógicos y pensar y ver más allá de lo
que está a la luz, más allá del alcance común.
“La libertad real de expresión en una
sociedad que aspire a lo que quiere decir la palabra democracia (“gobierno del
pueblo”) depende, sobre todo, del nivel de esta conciencia en la sociedad civil
y de las medidas que, a partir de esa conciencia, se adopten para dar la
palabra a las minorías infra-representadas que tienen algo que decir”
(Fernández)


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